En política. en tiempos ya idos, era relativamente previsible la posición que tomara determinado personaje político en función de su partido político de preferencia. Sin ir muy lejos y para ser más didáctico, imaginemos un hincha del deportivo impediente Santa Fe, negociando con la barra de Millonarios, su asistencia y respaldo al equipo millonario, impensable. Hoy día es imposible en Colombia saber las convicciones legitimas de un político, al menos ante la opinión pública. Todo ahora obedece a intereses monetarios y de poder. Las convicciones son algo romántico y obsoleto, estos personajes saltan de un lado a otro como ratones en un mercado callejero. En Colombia, son básicamente dos posiciones a elegir en política (históricamente, pues a la fecha hay un abanico interminable de ofertas y colores), el partido liberal y el partido conservador. Ninguno de los dos necesita pistas sobre sus tendencias. Son contrastantes, al menos sobre el papel. Como en el ejemplo anterior de los hinchas, pensar que un liberal pase al partido conservador, nuevamente en teoría, es un sacrilegio. No resisten debate ni análisis ese tipo de volteretas.